Camino de Santiago

 

 

El sepulcro del Apóstol Santiago en Compostela era la meta de los romeros procedentes de pueblos españoles y europeos. Esta diversidad geográfica y el carácter universal de la peregrinación a Santiago impide pensar en un único camino. Desde la Edad Media, innumerables masas de peregrinos dirigen su espíritu hacia Compostela, atraídos por la devoción al Apóstol.

    Las rutas más conocidas eran las que acogían a un mayor número de peregrinos y ese era, sin duda, el caso del Camino Francés, que además siempre contó con mayor apoyo en infraestructuras. Pero para llegar a ese camino principal, los romeros debían seguir otras rutas secundarias, como la Ruta Jacobea del Ebro.

    Los peregrinos procedentes del Mediterráneo consolidaron este camino del Ebro desde Tortosa a Gandesa, Caspe, Zaragoza, Tudela, Alfaro y Calahorra hasta Logroño. Es la calzada romana que desde hace más de dos mil años ha unido Tarraco con Astorga, un histórico eje de comunicaciones que descubre al caminante tierras y gentes de Cataluña, Aragón, Navarra y La Rioja. 
    La Ruta Jacobea del Ebro es un camino de peregrinación en auge. En los últimos años, las asociaciones del Camino de Santiago de estas comunidades autónomas han comenzado a coordinar sus esfuerzos para difundir y proteger esta histórica vía de peregrinación. El Camino del Ebro ofrece al romero su tradición, su arte y su cultura, su historia, su gastronomía. Así compensa su esforzado caminar, la fatiga de cada jornada que llena de sentido el espíritu jacobeo.
 
    El Ebro, antigua vía de circulación para personas y mercancías, sigue ofreciéndose al peregrino como una guía excepcional en su caminar hacia el sepulcro del Apóstol.

 

RUTA A SU PASO POR LA RIOJA

 

(Justificación histórica)

La Vía del Ebro siempre ha destacado por su carácter jacobeo. La tradición cristiana cuenta cómo en un pilar de piedra de Zaragoza se aparece la Virgen a Santiago. Al Apóstol también se le atribuye la fundación del Obispado de Calahorra.  Calahorra fue también una de las primeras ciudades en pagar a la sede compostelana el tributo llamado Voto de Santiago. En el archivo parroquial de San Andrés se conserva este documento del año 834. El Rey Don Ramiro y la Reina Doña Urraca hacen el Voto de Santiago, después de la batalla de Clavijo. La victoria de los cristianos se logró por la mediación del Apóstol, que se apareció en el campo de batalla. 
Un antiguo romance cuenta también cómo el Cid, tras conquistar Calahorra, peregrinó a Santiago.
 
Los archivos de esta ciudad conservan documentos que confirman el paso de peregrinos y la existencia de hospederías. En 1145 el Rey Sancho dona un solar para el servicio de hospedería, en 1295 el chantre don Gil dona a la catedral su casa e iglesia para que sirva de hospital. En el libro juratorio de la Catedral de Calahorra del siglo XV, el Cabildo establece en dos meses la licencia para ir a Santiago de Galicia. El archivo catedralicio y diocesano de Calahorra también recoge una curación milagrosa obrada por los Santos Emeterio y Celedonio a un peregrino que volvía de Santiago y se alojaba en el hospital de Calahorra.
 
En el archivo municipal se conserva una carta de Santiago de Galicia de 1598 advirtiendo que Calahorra y sus aldeas debían de abstenerse de peregrinar, ya que había peste en la ciudad del Apóstol. Por este motivo, el Ayuntamiento prohibió a los peregrinos la entrada a la ciudad.
 
La realidad jacobea de Calahorra se apoyaba en su situación estratégica en el Valle del Ebro y en su condición de ciudad episcopal. Ofrecía al peregrino un atractivo más: La posibilidad de venerar las reliquias de los Santos Mártires.


  

(A su paso por La Rioja Baja)

La Ruta Jacobea del Ebro entra en tierras riojanas por Alfaro. En su majestuosa colegiata de San Miguel, que acoge la mayor colonia urbana de cigüeñas del mundo, se puede contemplar la imagen de San Miguel Arcángel, de Gregorio Fernández y la de una Virgen Peregrina del siglo XVII. Rincón de Soto es la siguiente población de este tramo riojano. En su iglesia está el sepulcro del fundador de una capilla en honor del Señor Santiago. A doce kilómetros está Calahorra y de allí el camino lleva a Alcanadre, que guarda una joya románica del siglo XII, la Virgen sedente de Aradón. Siguiendo el camino, el peregrino llegará a Arrúbal y después a Agoncillo y su Castillo de Aguas Mansas, con escudo de la Cruz de Calatrava en su portada. Después de cruzar el río Iregua y llegar a Logroño el Camino del Ebro se une al Francés.

(Recorriendo Calahorra)

Calahorra es la localidad donde se encuentran más referencias jacobeas. Su patrimonio descubre un rica simbología jacobea. El Crucifijo o Humilladero del s. XVI es lugar de oración y recogimiento para el romero.  Muy cerca está el Santuario del Carmen. La pila bautismal de la catedral de Santa María, primaria de la Diócesis,  muestra los símbolos jacobeos más repetidos, veneras y calabazas. Su puerta plateresca de San Jerónimo también se une a la tradición de Santiago. Destaca un ángel sobre una gran concha que toca la zanfoña, instrumento musical jacobeo. 
Desde el Palacio Episcopal, por la calle Arrabal, se llega al monasterio de San José. Allí las carmelitas guardan con celo una magnífica talla, La Flagelación de Gregorio Fernández. El peregrino también querrá conocer, sin duda, el templo de advocación jacobea. En la iglesia de Santiago destaca el magnífico retablo del altar mayor, con la imagen del Apóstol. También en el casco histórico están las iglesias de San Andrés y de San Francisco. Es este último convento el que se está rehabilitando para su uso como albergue de peregrinos.
 
El peregrino entra a Calahorra desde Rincón de Soto por la carretera de Campo Bajo para encontrarse con el Crucifijo. Avanza hasta la Catedral de Santa María, sube la cuesta de la catedral hasta el Raso, donde está la iglesia de Santiago el Mayor. Continúa por la calle Santiago hasta llegar al Carretil y bordea las excavaciones arqueológicas de La Clínica y la ermita de la Concepción. Llega al convento de los Agustinos, y dejándolo a la derecha avanza por el camino de los Arguillones y camino de las Barreras hasta la carretera de Murillo. Después de cruzar la vía del ferrocarril sigue la calzada romana dejando Calahorra y continuando su ruta hacia Alcanadre.


Diseño y realización: Juan Carlos Miguel  2021

Textos: Gloria Medel